martes, 12 de septiembre de 2017

Biografía

 Juan Manuel de Rosas, el restaurador de las Leyes, el estanciero más poderoso de Buenos Aires, y a la vez uno de los gobernadores con más consenso en toda la historia de la provincia, nació en Buenos Aires en 1793 y fue bautizado como Juan Manuel José Domingo Ortiz de Rozas y López de Osornio. Era hijo del militar León Ortiz de Rozas y de la estanciera Agustina López de Osornio.
 De joven demostró afición por las actividades rurales. Participó como voluntario en la defensa, en el regimiento de Migueletes de Caballería de la Ciudad de Buenos Aires frente a las invasiones inglesas (1806-1807), pero se mantuvo alejado de los sucesos revolucionarios de 1810.
Se casó en 1813 con Encarnación Ezcurra, pese a la oposición de ambas familias.  Desde joven se destacó como administrador de los campos de sus padres y de sus primos, Nicolás y Tomás Manuel de Anchorena. En 1820 la sociedad de Dorrego,Terreno y Rosas creo la estancia San Martin en Cañuelas y Los Cerillos en Guardia del Monte; esta última poseía 300.000 hectáreas de extensión, la habilidad de Juan Manuel de Rosas lo convirtió en un hacendado clave de la región permitiéndole de a poco relacionarse con el ámbito de la vida política. Presentando peticiones a los sucesivos gobiernos, abogando por los intereses por los productores ganaderos y saladeros.
Desde 1820 hasta la batalla de Caseros, en 1852, compartió las actividades ganaderas con las políticas. Desde el gobierno o fuera de él, lideró la provincia de Buenos Aires. Junto con otros estancieros apoyó al gobierno de Martín Rodríguez, de orientación unitaria y con posterioridad a 1827 actuó dentro de los grupos federales.
 El derrocamiento de Dorrego y su posterior fusilamiento en manos de Lavalle, coloco a Rosas como primer plano de la politica para ser el nuevo gobernador. 

 Su actuación política como gobernador porteño se desarrolló en un contexto de fuerte discusión sobre la pertinencia o no de convocar a un congreso constituyente y sobre la distribución de las rentas de la aduana de Buenos Aires entre las provincias.
 Desde 1830, Francia buscaba aumentar su influencia en América Latina y, especialmente, lograr la expansión de su comercio exterior. Al ver que la Confederación Argentina no estaba organizada constitucionalmente, pensaron que podían, al menos, obligarla a concesiones comerciales. En noviembre de 1837 el vicecónsul francés se presentó al ministro de relaciones exteriores, Felipe Arana exigiéndole la liberación de dos presos de nacionalidad francesa. También reclama un acuerdo similar al que tenía la Confederación Argentina con Inglaterra. Arana rechazo las exigencias. Por su parte, Rosas no se oponía a reconocer a los residentes franceses en el Rio de la Plata el derecho de un trato similar al que se le daba a los ingleses, pero había encarcelado a varios franceses acusados de espionaje. Se produce entonces un conflicto diplomático y las naves francesas que estaban estacionadas en el Rio de la Plata, a fines de marzo de 1838 bloquearon el puerto de Bs.As y todo el litoral del rio  perteneciente a la Confederación Argentina. El bloqueo se mantuvo por 2 años generando una obligada política proteccionista, más allá de la Ley de Aduana. En octubre de 1840, finalmente, por el tratado de Mackau-Arana, Francia pone fin al bloqueo. El gobierno de Bs.As se comprometió a indemnizar a los ciudadanos franceses, les otorgo los mismos derechos que los ingleses y decreto una amnistía.
Al final de su vida, después de la derrota en la batalla de Caseros, Rosas se exilió en Gran Bretaña, en una granja en las cercanías de la ciudad de Southampton, allí vivió en una granja que alquiló,​ donde intentó reproducir algunas de las características de una estancia de la pampa. Fue otra de las tantas contradicciones de su vida, al buscar refugio en un país con el que estuvo repetidamente en conflicto.
En su exilio recibió muy pocas visitas, pero escribió un buen número de cartas a quienes habían sido sus amigos. En general, trataban de su situación económica, de testimonios sobre su propia vida y en algunos casos tocaba temas de política actual.

Murió allí el 14 de marzo de 1877, acompañado por su hija Manuelita. Sus restos fueron repatriados a la Argentina el 1 de octubre de 1989 y descansan, actualmente, en el panteón familiar del Cementerio de la Recoleta en la Ciudad de Buenos Aires.

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